jueves, 12 de julio de 2012

Hay golpes en la vida.





Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

                Y el hombre… Pobre…! pobre! Vuelve los ojos como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada

                Hay golpes en la vida, tan fuertes. ¡Yo no sé!

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