jueves, 12 de julio de 2012

Un lugar en la Mancha




   En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no pasó  mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en atarazana, escudo antiguo, torpe flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelo y quebrantos los sábados, lentejas  los viernes, algún pichón  de añadidura los domingos, consumían las tres parte de su hacienda. El resto de ella concluían vestimenta  de dormir, medias  para las fiestas, con sus pantuflas de lo mismo, y los días de entresemana se honraba con su atuendo  de lo más fino. Así pues era un personaje sin igual con una  peculiar forma de vivir y vestir, pero a la vez con gran tristeza en su corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario